miércoles, 9 de diciembre de 2020

Carta prohibida 

Querida Luisa, 


¿Te lo puedes creer? Seguro que te reirás de mí al saber mi desgracia, ya que a ti, tanto como a mí, te gusta leer. 


He llegado a un punto en mi vida en el que mi madre me lo prohíbe todo. Ni móvil, ni redes sociales, ni salir con amigas (contigo), ni hablar con chicos, etc. ¿Si no, qué hago escribiéndote un correo cuando existe el WhatsApp? Tengo ya los dieciséis años pero me trata como si tuviera dos. Ciertamente, he vivido sin que eso me haya afectado mucho, me reconfortaba cuando por las noches leía y escribía lo que me pasaba o cuando me escapaba; pero ahora ya ha sido el colmo. He traído el libro que me dejaste, ¿te acuerdas? Aquel que se llama Zatoro de un escritor que además es filósofo y profesor, llamado Miguel Argaya. Creyendo que le gustaría, me puse a leer para que me viera y cuando lo hizo pensé "¡Por fin! Ahora ya podrá estar orgullosa y no me tratará como a una enana". Me equivocaba, en vez de eso me riñó y quitándome el libro añadió la frase que tanto le gusta "¡TE LO PROHÍBO!" Ahora me he escabullido para escribirte.


Si quieres, puedo conseguirte un nuevo libro, con autógrafo y todo, ya que el tuyo no lo volverás a ver. Lo ha quemado. 


En fin, esta es otra de mis tragedias. Cuando pueda, me escapo para vernos. 


Recuerdos a la familia, 


Rebeka 


Katia Guinart Ganuza, 4° ESO A