M. A.
Como el invierno muerto, como el visitante muerto. La joven contempló sus temblorosas manos cubiertas de aquella intensidad rojiza, que le aceleraba el pulso arrebatándole cualquier atisbo de cordura. "Sangre de mi sangre" susurró al fijar la mirada en el pozo que gritaba su pecado.
Cristina Cañete
Lucía Gómez Posadas
Se trataba de mi temido amigo Carlos que pesaba en mi conciencia en todo momento, con el había disputado mi honra frente a todo el pueblo y de bien seguro me atormentaba para hacerme pagar por ello.
Teresa García-Atance
Lo más curioso era el aspecto del espectro. Se diría que acababa de venir de un concierto indie, con su camisa coloreada, su pelo teñido, sus bermudas naranjas y sus chanclas de goma.
M.A.